domingo, 9 de octubre de 2011

Risas en la madrugada (o algo así)

Todavía duermo con la ventana abierta. En el silencio de las cinco de la madrugada resuena la risa espeluznante del Hombre del vino. No es la risa de un hombre que ríe, sino otra cosa, una risa acuñada en otra parte. La risa de un loco de remate, para decirlo de una buena vez.
—¡Ajaaaja! ¡Ajaaaja!
 Después de la risa viene la consabida retahíla:
—María Fernanda, te llaman de la comandancia. ¡Ojú, como se entere tu padre! —etcétera, etcétera. Para cada personaje el Hombre del vino pone una voz distinta. Parece como si hubiera cuarenta personas hablando en la calle.

Qué noche más entretenida. Cómo me gustan estas delirantes madrugadas de risa y radionovela. Y qué caro está todo.