Mis libros se me mueren de humedad y moho y también de falta de cariño. Sacarlos de aquí, del despacho, y llevarlos a casa. Pero entonces, ¿qué hacer con la librería vacía, esta enorme librería que de ninguna manera podría encajar ahora en el salón? Tribulaciones de un lector atribulado
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario