miércoles, 15 de julio de 2009

FAULKNER

Después de leer a Faulkner, cualquier otra prosa que no sea la suya nos sabe a achicoria. Esto nos pasa a todos los lectores de Faulkner, bienaventurados seamos, incluidos Onetti ("Todos coinciden en que mi obra no es más que un largo, empecinado, a veces inexplicable plagio de Faulkner. Tal vez el amor se parezca a esto.") y Benet, como es sabido. ¿Qué leer después de ¡Absalón, Absalón! o Las palmeras salvajes? Me temo que nada o poca cosa. Uno se vuelve un lector demasiado sabio, demasiado exigente después de sumergirse en las aguas del río Faulkner.


Hay una frase de Las palmeras salvajes que me apetece releer ahora. Algo sobre el dinero, sobre la relación que algunas personas tenemos con el dinero. Voy a por el libro, busco la frase, tardo en encontrarla menos tiempo del que pensaba, hela aquí: "Porque estoy aún y probablemente lo estaré siempre, en la pubertad del dinero". Exactamente ahí estamos y estaremos siempre, mi querido William, en la pubertad del dinero. No se puede decir mejor.

2 comentarios:

ALAGO dijo...

Entro un poco sobrecogida en este Tu Diario Público, y con todo el respeto; pero al ver la última entrada no he podido evitar acordarme de una entrevista que leí, no hace mucho, de William Faulkner en una página web, cuanto menos interesante, cuando buceaba entre foros de historia, egiptología, literatura y narrativa. Aquí te dejo el nombre de ella por si no la conoces: www.ciudadseva.com. Salgo de puntillas como entré, sin hacer ruido.

Un beso.

C. B. dijo...

Agradecido por el comentario y por el sigilo. Voy a echarle un vistazo a la página que me recomiendas. De Faulkner me gustan hasta los andares. Un beso.