Lectura de esta tarde: Memoria de Georges el amargado de Octave Mirbeau. El título de la novela hace pensar inevitablemente en Don Quintín el amargao, película de 1935 producida por Luis Buñuel. Recordé que Mirbeau era uno de los escritores favoritos de don Luis, quien adaptó al cine la novela Diario de una camarera. ¿Es el castizo Don Quintín un trasunto de Georges? No. Error. La película se basa en una sainete de Carlos Arniches. Google no nos permite ser ignorantes.
Se me ocurre que Arniches es el Roberto Arlt madrileño. O Arlt el Carlos Arniches porteño, según se mire la cosa por una punta u otra. Es una intuición, ni siquiera una hipótesis. Atisbo ciertas semejanzas: el uso del lenguaje popular -el lunfardo de Buenos Aires y el habla castiza de los chulos madrileños-, la creación de tipos complejos, que se debaten entre lo grotesco y lo dramático -Erdosain, don Quintín-, el gusto por los bajos fondos. Arlt y Arniches comparten, además, el casi unánime reproche de la crítica por su supuesto desconocimiento de la gramática.
Reconozco que mi atrevimiento es grande, pues apenas conozco la obra de Arlt (lo que no me impide considerarlo como uno de los grandes, aunque sólo sea por lo que de él dice Onetti en su magnífico prólogo a El juguete rabioso) y desconozco por completo la obra de Arniches. Aunque, ahora que lo pienso, es posible que de niño leyera La señorita de Trevelez en la colección RTV. Posible, aunque improbable. Tal vez invento recuerdos.
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