sábado, 1 de agosto de 2009

TARKOSVKI

Duele el cuello de tanto mirar hacia atrás. Trata uno de agarrarse a lo que alguna vez fue y ya no es para hurtarle el cuerpo a la pelona, pero a esa no se le escapa ni el más vivo. Cuanto más viejo se es, más miedo da vivir, qué vergüenza. Y sólo cuarenta y uno.
Por suerte llega a mi casa Tarkovski, que supo hacerse inmortal a golpes de genio puro, y me hace ver que aún soy capaz de entusiasmarme como un chiquillo; basta con darme el alimento adecuado. Ahí están Solaris y El espejo para demostrármelo, para engordarme (me estaba quedando en los huesos); ahí, todavía dentro de la caja, La infancia de Iván y Andrei Rublev. Hice bien reservándome a Tarkowski, aun sin proponérmelo, para estos años malos en los que uno no sabe bien lo que es, joven o no joven, padre o hijo, cosa hecha o cosa haciéndose o cosa por hacer.
Viene a cuento citar al propio Tarkovski: "Se suele decir que el tiempo es irrecuperable. Esto es cierto en cuanto que, como se dice, no es posible desandar lo andado, recuperar el pasado. Pero, ¿qué significa "pasado", cuando para toda persona lo pasado encierra la realidad imperecedera de lo presente, de todo momento que pasa? En cierto sentido, lo pasado es mucho más real, o al menos más estable y duradero que lo presente. Lo presente se nos escapa y desaparece, como el agua entre las manos. Su peso material no lo adquiere sino en el recuerdo".
Con esto, y 1.400 doblones en el banco, he empezado mis vacaciones.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre Tarkovski. ¿solaris o 2001? Siempre Solaris. Yo para los momentos malos reservo a Won Kar Wai. Videa bien, hermano. Respect, peace and ONE love.

C. B. dijo...

Gracias. In de mood for love me pareció una película excelente. Después de leer tu comentario me han entrado ganas de volver a verla. ¡Y que viva Bob Marley!