jueves, 12 de noviembre de 2009

LECTURAS

Comienzo a leer La senda del perdedor, de Bukowski, y Bariloche, de Neuman, y entre medias releo fragmentos de los diarios de Jünger. Bukowski jamás me defrauda. Neuman es todavía un melón sin calar. Los diarios de Jünger me fascinan. Pero lejos de mí la tentación de hacer de esta entrada una especie de crítica literaria. No. Mi propósito, muy simple, no va más allá de anotar aquí qué leo ahora, en estos días de noviembre de 2009, cuando el frío y la luz del otoño comienzan al fin a insinuarse. Anotar también que ayer tuve la tentación de comprar El maestro Juan Martínez, que estaba allí, de Chaves Nogales, pero por alguna razón (seguramente la repugnancia que me provoca el cartelón que cuelga de la fachada de la antigua comisaría de La Gavidia, en el que puede leerse cuantas veces el estómago lo soporte un texto enfermo de sevillanía del propio Chaves) me decidí por el viejo Bukowski y el joven Neuman. Estuve hojeando el libro de Chaves. Buena prosa; nada que ver con los ampulosos delirios de pregonero que podemos leer en el horrible cartelón de la comisaría.

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