lunes, 27 de agosto de 2018

Marcelo fumando

Compré la foto en un puestecillo, cerca de Campo dei Fiori (un inciso: el tipo que me la vendió era clavadito a Andy García en El padrino III; incluso hablaba y se movía como él), y el mismo día que regresé a Sevilla le puse un marco y la colgué de la pared del comedor. En esta casa va usted a fumar todo lo que le dé la gana, don Marcelo, le dije a la foto. Se va usted a fumar lo suyo y lo mío, lo que yo me fumaría si tuviera cojones y no anduviera acogotadito con tanta tontería, que si el cáncer, que si la edad...


Qué gusto me da ver ahí a don Marcelo echando humo. No le importe echármelo a la cara, dele otra caladita... Ahí, ahí... ¡Hasta el fondo, señor Mastroianni!

4 comentarios:

M. dijo...

Tu cuento romano me recordó otro cuento triestano sobre el tabaco (lo he dejado como 16 veces). Saludos mi estimado C.B.

C. B. dijo...

Creo que voy a volver a fumar...
Es caro el tabaco en Chile? En España ya es cosa de millonarios.
Un saludo, amigo M.

M. dijo...

Acá consigues pagarte un razonable bistec con guarnición por el precio de un paquete de Lukies. Si te puedes permitir ambas cosas tendrás cigarrillos para la sobremesa aunque, muy probablemente, estarás viviendo por sobre tus posibilidades. Mi madre insiste en la arista económica del asunto. Dice que la pipa es más conveniente. Ya va a completar una década desde su cambio de bando. A mi me parece impúdico fumar pipa en público. Cuando la saca intento hacer como que no la conozco. En fin, fumar es un asunto espinoso y creo que nunca tendré una opinión totalmente formada al respecto. Me despido ahora y no es que vaya a comprar cigarrillos.

C. B. dijo...

Muy agradecido por la información. El lado impúdico de fumar en pipa en público es algo en lo que no había pensado nunca, pero bien visto... es así.
Descartemos la pipa.