jueves, 19 de febrero de 2009

JUZGADOS

Esta mañana juicio de faltas. El juez dictó sentencia absolutoria in voce y el cliente, un tipo verdaderamente impresentable, salió de la sala de vistas maldiciendo a los jueces y a la justicia. Antes de entrar en la sala, en el pasillo, me fijé en un tipo de unos cuarenta años, buen porte, vestido con rancia elegancia (chaqueta marrón, pañuelo verde asomando por el bolsillo y corbata del mismo color); tenía el cráneo rapado y lucía un pisacorbatas tal vez de oro con la bandera de España y el aguilucho franquista. Al dirigirle la palabra al agente judicial, el tono autoritario y cortés que cabe esperar de un verdadero caballero español.
Ya en la calle, los chicos de la prensa esperando la entrada o la salida de los juzgados de un nuevo detenido en el caso de la muchacha asesinada.

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